El Origen del Corán
14/03/2022Mezquita Aldaawa Islámica (Guatemala)
15/03/2022El Origen del Corán
14/03/2022Mezquita Aldaawa Islámica (Guatemala)
15/03/2022Pruebas Lógicas para Entender el Concepto de Dios
Dios. ¿Qué falta por decir que no haya sido dicho?
Estas cuatro pequeñas letras siempre han provocado grandes reacciones de todo tipo. Nuestro interés en Dios nunca ha disminuido. Filósofos, científicos, teólogos y laicos por igual, han debatido este tema durante siglos y continúan haciéndolo.
Algunas personas se niegan a aceptar que el tema de Dios sea siquiera relevante, mientras que otros sostienen que es fundamental para cada momento de su existencia. Algunos dudan que Dios exista; otros están tan seguros de la existencia de Dios como lo están de su propia existencia. (1)
¿Por qué debería importar?
Hay muchas razones por las cuales la gente se abstiene de creer en Dios.
Algunos simplemente pueden no ver la necesidad de Dios en sus vidas, y la idea de someterse a una autoridad superior puede ser suficiente para cerrar toda la conversación. Para otros, la idea de cualquier cambio drástico en su estilo de vida puede ser demasiado intimidante para tenerla en cuenta.
Algunos pueden haber tenido experiencias personales negativas con personas que dicen estar siguiendo algún tipo de Dios o religión. Ciertamente, muchos pueden ser absueltos de no sentirse atraídos por la fe, dado el flujo continuo de prensa negativa sobre el tema de la religión.
Es tentador simplemente ignorar todas las religiones, junto con cualquier diálogo sobre Dios y vivir como todos los demás o simplemente hacer lo que parece correcto en ese momento. Eso puede parecer bien por un tiempo, pero al final las preguntas importantes siguen sin respuesta y en realidad nunca desaparecen.
Detente por un momento en este escenario: Imagina que despiertas, te encuentras en un tren que se mueve rápidamente y no tienes idea de cómo llegaste allí. Otras personas en el tren están en la misma situación. En pánico, intentas preguntar a dónde se dirige el tren y cómo terminaste viajando en él, pero para tu sorpresa a nadie parece importarle.
Al contrario, ¡están ocupados hablando, comiendo y leyendo el periódico! ¿Te unirías al resto de ellos y serías indiferente a tu situación o seguirías buscando una respuesta? Te guste o no, estás en el tren y con certeza te diriges a algún lugar.
Esa es la realidad, son hechos. Del mismo modo, estamos aquí en la Tierra y hemos sido lanzados a la existencia; no elegimos estar aquí, pero estamos aquí. Además, nuestro tiempo es limitado y, eventualmente, moriremos.
La muerte es algo de lo que nadie quiere hablar, pero es algo que todos estamos de acuerdo en que sucederá. Es natural preguntarse: “¿Por qué estoy aquí?”, “¿cuál es mi destino?”, “¿es la muerte el final o es una etapa más en el viaje?”.
Si reflexionas con profundidad acerca de tu propia vida y tu muerte, el tema de la existencia de Dios se hace evidentemente importante. Eso no quiere decir que alguien deba creer en Dios simplemente porque le tiene miedo a la muerte; más bien hace más urgente conocer la respuesta a la pregunta de si Dios existe realmente.
Si hay un Dios, entonces debemos prestar atención y entender para qué hemos sido creados. Todo lo que hacemos los seres humanos tiene un propósito. De la misma manera, las partes de nuestros cuerpos tienen ciertos propósitos.
Nuestros ojos son para ver, nuestros oídos para escuchar, nuestros corazones son para bombear sangre. Así que tiene sentido que nosotros también hubiéramos sido creados para un propósito.
El Concepto de Dios
Antes de ver por qué la creencia en Dios es natural y racional, debemos definir de qué estamos hablando.
Cuando alguien dice que no cree en Dios, quizás la primera pregunta que deberíamos hacer es: “¿Qué clase de Dios es en el que no crees?”
A veces, la razón por la que las personas están confundidas acerca de Dios es que hay varios conceptos de Dios que son incoherentes, contradictorios e ilógicos. Incluso puede ser esta la razón por la que algunas personas afirman ser ateos.
Por ejemplo, la idea de que Dios es un anciano con una barba blanca y larga, sentado en un trono y lanzando rayos o relámpagos a la gente malvada, es un concepto que no tiene sentido alguno por numerosas razones.
Primero: ¿Qué sentido tendría decir que Dios es el Creador de la humanidad si se parece a la humanidad? Si ese fuera el caso, entonces tiene sentido preguntar, ¿quién hizo a Dios? Segundo: es obvio que no sólo las personas malvadas son golpeadas por un rayo, las personas buenas también son golpeadas por ellos. Si alguien comienza con un concepto equivocado de Dios, no será de sorprender que terminen rechazando la creencia.
Existe, sin embargo, un concepto de Dios que es intuitivo y racional. Podemos encontrar referencias a este concepto a lo largo de la historia y en todas las culturas. Es la idea de que hay un Creador que es Uno, Eterno, Autosuficiente y Único. Este Dios Creador no se parece en nada a la creación, ni la creación es igual o comparable a Dios.
Al igual que un carpintero no se convierte o forma parte de la mesa que construye, con mayor razón, Dios es distinto de Su creación. No hay nada incoherente o irracional en esta creencia. De hecho, este concepto es a la vez intuitivo y racional y se resume magníficamente en los siguientes versos del Corán:
El Estado Natural
La religión del Islam enseña que cada ser humano ya tiene una esencia de conocimiento básico e instintivo sobre Dios en lo profundo de su ser, y que el mundo a nuestro alrededor puede enterrar esa percepción o hacerla crecer.
El Profeta Muhammad (la paz sea con él) explicó que cada niño nace en un estado natural; sin embargo, puede ser alterado por la crianza y las influencias sociales. El estado natural es uno en el cual la persona, de forma innata, reconoce que hay un Creador y que sólo el Creador es digno de adoración.
Las presiones sociales, los deseos y otros factores pueden cubrir este estado natural con otras creencias que son antinaturales, como adorar a entidades distintas a Dios, humanizar a Dios o negar a Dios por completo. La creencia en Dios no requiere una justificación racional.
Esto no quiere decir que la existencia de Dios no puede entenderse a través de argumentos racionales, por supuesto que sí es posible. Lo que se debe comprender es que los argumentos racionales sólo sirven como desencadenantes para descubrir el estado natural. El Corán invita a descubrir la creencia en Dios al proporcionar desencadenantes para la reflexión, al presentar “signos” e invitar a un compromiso crítico de la mente y el corazón.
Además de los argumentos racionales, las experiencias traumatizantes, negativas y extremas también actúan como desencadenantes para descubrir nuestra creencia interna en Dios. No es extraño escuchar que alguien cree en Dios debido a tales acontecimientos.
A pesar de que la humanidad recurre y llama a Dios cuando enfrentan tales experiencias difíciles, con mayor frecuencia lo olvidan cuando llegan los tiempos fáciles:
Ni siquiera necesitas estar en una situación extrema de necesidad para recordar a Dios. Tomarse unos momentos y reflexionar sobre el inevitable encuentro con la muerte y la naturaleza trivial de esta corta vida es suficiente para que reconsideres tu relación con Dios.
Otra fuente de oportunidades para descubrir nuestro estado natural son las experiencias espirituales que se alcanzan a través de la adoración.
Incluso si resulta que eres alguien que no está seguro de si Dios existe, una experiencia espiritual puede darte esa certeza que ningún argumento racional puede darte. Como seres humanos, estamos hechos de materia física, pero también tenemos una dimensión espiritual. Ninguna cantidad de placer físico ―sea por comida, sexo, fama o cualquier otra cosa― puede satisfacer nuestras necesidades espirituales.
Es algo que solo una conexión con Dios puede satisfacer, y tiene que experimentarse para ser apreciado y comprendido. Es como describir un nuevo manjar a alguien, nada de lo que digas puede hacer que aprecie el delicioso sabor y textura, tiene que comerlo él mismo.
Creación del Universo
Dentro del Corán, Dios dirige la cuestión de la creencia directamente a nosotros.
A través de una serie de preguntas que apelan a nuestro pensamiento racional, se nos pide que reflexionemos sobre los orígenes de nuestras vidas; no como científicos o filósofos ― aunque, por supuesto, también son bienvenidas estas maneras de pensar ― sino como personas que tienen facultades de razonamiento y pensamiento crítico.
Para abordarnos intelectualmente, Dios presenta una serie de explicaciones razonables de cómo todo llegó a existir:
Estas posibles explicaciones se pueden dividir en las siguientes opciones:
- Fuimos creados de la nada;
- Fuimos creados por nosotros mismos;
- Fuimos creados por algo que se creó a sí mismo;
- Fuimos creados por algo no creado.
Aunque estas explicaciones se refieren al ser humano, también pueden aplicarse a cualquier cosa que comenzó a existir, o cualquier cosa que surgió. El universo no siempre existió, sino que en algún momento comenzó a existir. Hay muchos argumentos para apoyar esta noción.
Por ejemplo, hay evidencia filosófica, matemática y empírica para apoyar que el universo alguna vez tuvo su inicio. No está en el alcance de este artículo entrar en detalles sobre cómo probar el comienzo del universo; sin embargo, encontrará útil la siguiente referencia. (2)
Dado que el universo tuvo un comienzo, las posibles explicaciones mencionadas anteriormente pueden adaptarse a las siguientes opciones:
- El universo fue creado por la nada;
- El universo se creó a sí mismo;
- El universo fue creado por algo creado;
- El universo fue creado por algo no creado.
El universo fue creado por la nada?
Esta es la primera opción. Para definir nuestros términos: “nada” es la ausencia de todas las cosas, sea materia, energía, objetos materiales o inmateriales o cualquier condición causal.
Mirar el universo y a nosotros mismos como algo que surgió sin la acción de ninguna fuerza ni materia, de la nada absoluta, es una idea bastante difícil de entender.
La lógica básica dictaría que de la nada, nada sale. A partir de algo, algo sucede. ¿Puede surgir algo cuando no existían las condiciones causales para llevarse a cabo? La mera sugerencia de ello roza con lo absurdo, mucho menos se sostiene como creencia. Esto sería como decir que cualquier cosa puede suceder sin que exista una causa.
Según esta línea de pensamiento, un edificio podría desaparecer sin razón y no pensaríamos en ello; o podría aparecer un grupo de conejos en su jardín y usted pensaría que es completamente razonable suponer que simplemente aparecieron de la nada. No es un escenario que cualquiera de nosotros aceptaría como lógico. Algunos podrían argumentar: si algo no puede venir de la nada, entonces, ¿cómo creó Dios de la nada?
A pesar de que los eruditos musulmanes afirman que Dios creó de la nada, ese acto de creación significa que no había cosas materiales; sin embargo, no asume que no hubo condiciones causales o fuerza que lo provocara. La voluntad y el poder de Dios fueron las condiciones causales para traer al universo a la existencia.
El universo se creó a sí mismo?
“Crearse a sí mismo” significa que el universo no existía antes de que surgiera. ¿Cómo puede crearse algo a sí mismo cuando ni siquiera existía? ¿Sería una mujer capaz de darse a luz a sí misma?
Además, ¿sería lógico pensar que algo que no existió en algún momento tiene poder para crear una cosa o, peor aún, crease a sí mismo? Esta es la razón por la que se hace importante considerar el atributo de eternidad de Dios (“El Eterno” implica que no ha sido creado).
El universo fue creado por algo creado?
Si asumimos que el universo fue creado por otra cosa creada, la siguiente pregunta seguramente sería: ¿qué creó esa primera cosa creada?
Una vez que tenemos la respuesta a eso, pasamos a: “¿qué creó a esa cosa creada, que creó esa cosa creada…?”, así sucesivamente. Podríamos continuar con este “aumento” en la cadena de creadores indefinidamente.
Esto es algo llamado “regresión infinita de causas”. Esto nos obligará a repetir la pregunta “¿y después?” una y otra vez, sin importar cuántas veces haya sido respondida.
El universo ― que es una cosa creada ― no puede haber sido creado por algo que a su vez fue creado, ad infinitum. Otra forma de reflexionar sobre esto se ilustra en el siguiente ejemplo.
Imagina que quieres entrar a un edificio de oficinas. El guardia de seguridad dice que no puedes ingresar ya que necesitas obtener el permiso de su gerente, el gerente dice que necesitas obtener el permiso de su esposa, la esposa dice que necesita consultar con su prima y así sucesivamente; nunca ingresarás al edificio en ese caso.
Tiene que haber alguien que te dé permiso para ingresar sin depender de nadie más. En otras palabras, tiene que haber una primera causa que no esté causada. Igualmente, el universo debe haber tenido una primera causa.
El universo fue creado por algo no creado
Por eliminación, llegamos a la opción final: el universo fue creado por algo no creado. Teniendo en cuenta la opción anterior ― que no puede haber una cadena sin fin de causas temporales ― llegamos a la conclusión racional de que la existencia comenzó con algo independiente y no creado.
El Universo Diseñado
En el Corán, Dios te pide que observes el exterior y que observes el interior.
Hay un universo que existe a gran escala a nuestro alrededor y también dentro de nosotros mismos. Los cuerpos que habitamos son considerados una maravilla de la ingeniería biomecánica. Hay un equilibrio delicado y preciso en el que se mueve el universo y una “arquitectura cósmica” ordenada que apunta a un
diseño con un propósito.
Con sólo echar un vistazo fuera de nuestra ventana observamos constantemente un mundo que funciona en ciclos y opuestos. Las estaciones fluyen y fluyen en un orden predeterminado, trayendo consigo cambios sobre la Tierra. El agua recorre su ciclo con estructura y rutina. La luna va a través de fases para señalar el paso del tiempo. El día y la noche no detienen su patrón, no importa qué tipo de día sea, el sol sale y se oculta sobre nosotros. Estas son algunas de las cosas más básicas que cualquier ojo inexperto podría enumerar como los patrones de la naturaleza. Por supuesto, hay ejemplos infinitamente más complejos y matizados, que son tan numerosos como asombrosos cuanto más profundo uno se adentra en ellos. Todo dentro del universo obedece a leyes que, si fueran diferentes, no permitirían que la vida consciente y compleja floreciera.
Todos los fenómenos físicos que observamos a nuestro alrededor (objetos celestes, seres humanos, animales, vegetales, alternancia de la noche y el día, etc.) se mencionan como evidencia de precisión divina en el Corán. Dios se enfoca particularmente en el equilibrio y la armonía en que todas las cosas han sido creadas:
Este enfoque coránico está en sintonía con la idea de que este universo en el que vivimos tiene un conjunto de leyes físicas establecidas de forma precisa para la vida, en particular para la existencia humana. Hay un orden complejo en las leyes naturales del universo que permite que exista la vida. Sin estas leyes tal como han sido establecidas, la vida compleja no sería posible.
Considera la gravedad como un ejemplo. Es la fuerza de atracción entre dos masas. Sin ella no habría fuerza para unir cosas. Esto significaría que no habría estrellas (o planetas) y, por lo tanto, ninguna fuente de energía sostenible para facilitar la vida. Todo sería oscuro y vacío. Otro ejemplo interesante es la fuerza electromagnética.
Esta fuerza única afecta a todo en el universo y es responsable de dar fuerza, forma y dureza a las cosas. Los átomos no existirían sin ella porque nada mantendría a los electrones en órbita. Sin átomos, no hay vida. La fuerza electromagnética también causa la unión química al atraer cargas.
Sin esto la vida tampoco podría existir. Un hecho sorprendente acerca de la fuerza electromagnética es que es una fuerza única, pero satisface muchos requisitos diferentes. El punto definitorio es que la energía de estas fuerzas es extremadamente precisa. Hay muy poco margen para que varíen sin que la vida con ello se vuelva imposible.
La disposición del universo muestra un orden que permite que la vida florezca, sin esto la vida probablemente no podría prosperar. Hay muchos ejemplos; sin embargo, una pequeña selección aquí será suficiente para demostrar este orden activo. Considera la posición de nuestro planeta: una de las características vitales de nuestro planeta es su distancia del sol.
La Tierra está ubicada en lo que se llama “la zona habitable”. Esta región se define como la “región donde el calentamiento de la estrella central proporciona una temperatura de superficie planetaria en la que un océano de agua no se congela ni excede el punto de ebullición”. Si nuestro planeta estuviera más cerca del sol, sería demasiado caliente para albergar la vida; si estuviera más lejos, sería demasiado frío para facilitar una vida compleja, como tú y yo.
Ten en cuenta que la Tierra tiene un “vecino” celestial amigable: Júpiter. La ausencia de este gigante de gas en nuestro sistema solar tendría graves implicaciones para la vida en la Tierra. Esto se debe a que Júpiter actúa como un escudo cósmico. Evita que los cometas y asteroides bombardeen nuestro planeta. Esto se debe a su atracción gravitacional, que “chupa” los asteroides. Sin nuestro vecino amigo, el gigante de gas, el desarrollo de la vida avanzada simplemente no podría haber sido posible.
Rebecca Martin, una académica del programa Sagan de la NASA, estudió la influencia de Júpiter y afirma, “Nuestro estudio muestra que sólo una pequeña parte de los sistemas planetarios observados hasta la fecha, parecen tener planetas gigantes situados en el lugar correcto para producir un cinturón de asteroides del tamaño apropiado, ofreciendo así el potencial de vida en un planeta rocoso cercano… Nuestro estudio sugiere que nuestro sistema solar es bastante especial.” (3)
Reflexiona sobre las mareas lunares. El tamaño relativamente grande de la luna es responsable de las mareas debido a su atracción gravitatoria. Después de la formación de la luna, estaba más cerca de la Tierra de lo que está ahora, pero esta proximidad duró poco. Si la luna no hubiera retrocedido, habría tenido graves efectos en nuestro planeta. Estos efectos incluyen el calentamiento de la superficie de la Tierra, lo que habría evitado que surgieran las formas de vida compleja.
Una luna más cercana habría flexionado la corteza terrestre y producido calentamiento por fricción, posiblemente derritiendo su superficie. Piensa en la estabilización de la inclinación del eje de rotación de la Tierra, de la cual la luna es responsable. El ángulo de inclinación con respecto al plano de la órbita permanece casi fijo; se ha mantenido estable durante cientos de millones de años debido a la atracción gravitatoria de la luna.
Si la luna fuera más pequeña o tuviera una ubicación diferente en relación al sol y Júpiter, no proporcionaría la estabilidad a largo plazo de la temperatura de la Tierra.
Si nuestro planeta no tuviera luna, el clima sería dinámico, severo y siempre cambiante; los pequeños organismos podrían sobrevivir en estas condiciones, pero no la vida compleja como la conocemos. Reflexionar sobre estas leyes físicas, así como sobre el notable orden del universo, implica pensar en un diseño intencionado detrás del cosmos. Los seres humanos, que ocupan este cosmos, son también una maravilla de diseño y función.
El cuerpo físico con todos sus sistemas interconectados se conoce como una de las estructuras más avanzadas de todo el universo. Todos los días escuchamos acerca descubrimientos fascinantes y novedosos sobre cómo funcionan las partes de nuestro cuerpo, desde la vasta información de nuestro ADN hasta cómo nuestros ojos y nuestro cerebro trabajan juntos para pintar la imagen del mundo que vemos.
La Conclusión Sobre Dios
Ya que Dios lo ha creado todo, Él continuamente sostiene a todo el universo y nos provee con Su recompensa.
El Corán repite continuamente este concepto de varias maneras. Esto, a su vez, evoca un sentido de gratitud y admiración en el corazón del oyente o lector:
Por lo tanto, todo lo que usamos en nuestra vida diaria, y todas las cosas esenciales que necesitamos para sobrevivir, se deben a Dios. Dado que Dios creó todo lo que existe, Él es el dueño y Señor de todo, incluyéndonos a nosotros. Por lo tanto, deberíamos mantenernos en un estado de admiración y gratitud hacia Él. Puesto que Dios es nuestro Señor, debemos ser Sus siervos.
Rechazar esto no es sólo negar la realidad, sino que es el colmo de la ingratitud, la arrogancia y la deslealtad. No somos autosuficientes, incluso si algunos de nosotros estamos engañados pensando que lo somos. Ya sea que vivamos una vida de lujo y facilidad o pobreza y dificultades, al final dependemos de Dios. Nada en este universo es posible sin Él y todo lo que sucede se debe a Su voluntad.
Nuestro éxito en los negocios y las grandes cosas que podemos lograr son, en última instancia, gracias a Dios. Él creó las causas en el universo de las que nos servimos para lograr el éxito, y si Él no nos permite tener éxito, nunca lo tendremos. Comprender nuestra total dependencia de Dios debe evocar un inmenso sentido de humildad en nuestros corazones.
Debemos ser humildes ante Dios y agradecerle, como una forma de adoración. Una de las mayores barreras para la guía y la misericordia divina es el engaño de la autosuficiencia, que en última instancia se basa en el ego y la arrogancia. El Corán aclara este punto:
Creer en Dios no es sólo alguna idea abstracta; tiene un profundo significado en nuestra vida cotidiana. Hay preguntas profundas para las cuales nuestros corazones anhelan respuestas convincentes: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Para qué estamos aquí y qué sucede después de morir? ¿Cómo podemos alcanzar la paz interior? ¿Por qué a las personas buenas les pasan cosas malas? ¿Las personas que hacen el mal realmente escaparán a la justicia u obtendrán su justa recompensa en la próxima vida?
Creer en Dios nos permite explorar respuestas que tengan sentido racional así como intuitivamente. Esto se debe a que las respuestas convincentes a estas preguntas solo pueden provenir, lógicamente, del Creador de todas las cosas, cuya sabiduría, discernimiento y conocimiento abarcan lo que nunca podremos abarcar.
Si este artículo ha despertado dentro de ti algo de asombro acerca de Dios ― o incluso si te dejó confundido ― sólo pídele a Dios que te guíe, sinceramente, desde lo más profundo de tu corazón. Él te guiará para que reconozcas Sus signos y encuentres paz en tu corazón, para que puedas encontrar tranquilidad en esta vida y en la próxima.
Referencias
(1) La mayor parte de este artículo es una adaptación de varias partes de los capítulos 2, 4, 5, 8 y 15 del libro de Hamza Andreas Tzortzis, La realidad divina: Dios, el Islam y el espejismo del ateísmo, publicado por FB Publishing, 2016.
(2) Hamza Andreas Tzortzis. La realidad divina: Dios, el Islam y el espejismo del ateísmo. FB Publishing, 2016. Capítulo 5.
(3) ‘No Jupiter, no advanced life?’ – Evolution may be impossible in Star Systems without a giant planet (2012). Disponible en: http://www.dailygalaxy.com/my_ weblog/2012/11/would-advanced-life-be-impossible-in-star-systems-without-a-jupiter-.html [Consultado el 2 de octubre de 2016].
Fuente del artículo
One Reason
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