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La Adoración en el Islam

Introducción

Desde el comienzo de la historia humana, la adoración ha tenido un papel central en la vida de las personas. A pesar de las diferencias en costumbres y una variedad de creencias, los seres humanos comparten la devoción a un ser supremo. A menudo asociamos la adoración con específicos actos religiosos realizados hacía una deidad, diferenciándola de otros aspectos de la vida. Sin embargo, el concepto de la adoración en el Islam es exhaustivo e incorpora la adoración ritual, así como las acciones comunes de la vida cotidiana. Este artículo describe el equilibrio que el Islam fortalece entre nuestros esfuerzos espirituales y mundanales, mientras que explica ritos básicos que los musulmanes realizan para adorar a Dios. 

En el Islam, la adoración es el propósito de nuestra existencia. Dios dice en el Corán, el libro sagrado del Islam:

El Corán, 51:56

Yo no he creado… a los seres humanos sino para que Me adoren.

Los musulmanes adoran a Dios, el Creador y el Sustentador del universo, por amor y sumisión. Ellos creen que Él es el Único Dios (Alá en árabe) que es completamente único y que sólo Él merece ser adorado. [Más: El Concepto de Dios en el Islam]

Adorar a Dios es un concepto integral dentro del Islam. Junto con los ritos tradicionales, como la oración y el ayuno, también se compone de cualquier acción lícita que se haga consciente de Dios y con la esperanza de ganarse la recompensa de Dios, el Todopoderoso. Por lo tanto, el consagrarse a Dios en el Islam no obliga a una persona a entrar en un lugar de culto, ni abrazar el ascetismo. Al contrario, el cumplir con el propósito de la vida es una búsqueda diaria desde el punto de vista islámico. Así que un musulmán puede estar involucrado en la devoción durante todo el día, ya sea en el hogar, el trabajo, o cualquier otro lugar. 

Fundamentos de la Adoración

Ciertos criterios determinan si un acto puede ser considerado una adoración. Por ejemplo, el Islam enseña que el mérito de la acción depende de la intención de la persona. Los musulmanes creen que Dios ve lo que se encuentra en el corazón de una persona, no sólo los hechos físicos. Para que una acción de considere como un acto de adoración, debe llevarse a cabo con la pura intención de agradar a Dios. Por lo tanto, el concepto de la adoración en el Islam anima a las personas a conectarse con Dios con cada acción que toman, reforzando su vínculo con su Creador. De esta manera, se adquiere un sentido de verdadera paz que viene con el cumplimiento del propósito de la vida. 

Además de purificar la intención, los hechos de una persona también deben ser constantes con la guía divina. Mientras que Dios ha inspirado un sentido moral intuitivo en todos los individuos, las personas no siempre actúan de manera justa y ética. De hecho, nuestra capacidad de juzgar entre el bien y el mal a menudo puede ser confundida por influencias externas, las apariencias o motivos ulteriores. Por lo tanto, tener un límite moral por sí solo no necesariamente permite a una persona internalizar la justicia o acercarse más a Dios. 

Con el fin de orientar a los seres humanos hacia Su culto, y para diferenciar realmente entre el bien y el mal, Dios envió profetas como maestros y ejemplos para seguir. También reveló escrituras sagradas que nos proporcionan el conocimiento directamente de Dios y sirven como manuales para una vida virtuosa. La combinación de ejemplos proféticos y escrituras divinas refuerza nuestras inclinaciones morales y nos da el conocimiento para discernir entre lo bueno y lo malo. También nos proporciona el criterio que nos permite evaluar nuestros propios motivos y acciones. Además, los profetas nos enseñan cómo adorar a Dios y llevar a cabo una vida que Le complazca. 

El Islam es la culminación del mensaje de Dios desde los tiempos de Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús y todos los otros profetas, la paz sea con todos ellos, y es el mismo Dios que envió a Muhammad,  que la paz y bendiciones de Dios estén con él (ﷺ), como Su mensajero final para la humanidad y le reveló el Corán, la última escritura sagrada. El Corán, el único libro divino que permanece intacto en su texto original, defiende las enseñanzas puras de las revelaciones anteriores. Es un testimonio de la continuidad del mensaje de Dios desde el principio de la historia humana, guiando a las personas a alcanzar su objetivo fundamental en la vida. 

La guía del Corán y el ejemplo del Profeta Muhammad ﷺ, cuyas enseñanzas se han conservado cuidadosamente, forman la base de la adoración en el Islam. Se debe notar que mientras los musulmanes estiman a todos los profetas enviados por Dios, incluyendo a Jesús y Muhammad ﷺ, ellos no adoran a ninguno de ellos. De hecho, adorando a cualquiera aparte del Único Dios está estrictamente prohibido en el Islam. Por lo contrario, los musulmanes invocan a Dios a que bendiga a todos los mensajeros y profetas.

Los Ritos de la Adoración

De hecho, todos los aspectos de la vida pueden encajar bajo el marco de la adoración en el Islam, siempre y cuando la intención de la persona sea complacer a Dios y la acción sea coherente con el Corán y el ejemplo profético. Al mismo tiempo, ciertos ritos fundamentales constituyen la base de la adoración a Dios para el musulmán. 

El Corán – El Corán, que literalmente significa la “recitación” o lo “repetido” es, según la creencia musulmana, la revelación final de Dios a la humanidad. Proporciona orientación en todos los ámbitos de la vida. El estudio, recitación y la memorización del Corán forman un aspecto central de la adoración para los musulmanes. El Corán también se recita durante cada oración. Aunque es ampliamente leído en su idioma original – el árabe – varias traducciones de su significado en numerosos idiomas también están disponibles. [Más: El Origen del Corán]

La oración – El Islam ordena a los musulmanes a ofrecer cinco oraciones durante el día, al amanecer, al mediodía, a media tarde, al oscurecer y por la noche. La oración permite a los musulmanes a que físicamente y mentalmente tomen un descanso de sus actividades mundanas para conectarse con Dios varias veces al día. Las oraciones se componen de alabar a Dios de pie, inclinándose a postrándose, manteniendo la práctica de Muhammad ﷺ, Jesús, Moisés y todos los demás profetas, la paz sea con todos ellos. Los viernes, los musulmanes asisten a una oración especial en congregación al mediodía después de un sermón breve. 

Las mezquitas – La casa de adoración en el Islam se llama un “masyid” o una mezquita. Muchos musulmanes se congregan en las mezquitas para la oración, mientras que otros optan por orar en la casa, o en el trabajo o dondequiera que se encuentren. Mientras que el uso principal de la mezquita es la oración, también sirve como un centro comunitario donde las personas se reúnen para escuchar discursos, asistir a grupos de estudio o disfrutar de cenas comunales. Las mezquitas son especialmente activas los viernes para la oración congregacional del mediodía y durante el mes de Ramadán para las oraciones nocturnas. 

El mes de Ramadán – Los musulmanes ayunan durante Ramadán, el noveno mes del calendario lunar islámico, absteniéndose de comer, beber y relaciones sexuales desde el amanecer hasta la puesta del sol. El ayuno inculca el autocontrol, proporciona una limpieza espiritual y fortalece la fuerza de voluntad. Mientras están ayunando, los musulmanes se esfuerzan por aumentar los actos de caridad y controlar las malas costumbres, como el chisme, el lenguaje grosero y la ira. 

La caridad – Los musulmanes deben dar 2,5% de sus ahorros anuales para ayudar a los pobres, los necesitados y los oprimidos. Este acto de devoción reconoce que toda la riqueza viene de Dios y purifica el alma de la avaricia material. Adémas, el Islam anima a los actos voluntarios de caridad, ya sean monostarios o físicos. Una famosa tradición profética dice: “La sonrisa es una caridad.” 

El Hajj (“Hayy”) – La peregrinación a La Meca debe ser realizada por todos los musulmanes por lo menos una vez en la vida si son físicamente y económicamente capaces. Simboliza la unidad de la humanidad. Los musulmanes de todas las razas, nacionalidades y condiciones sociales se reúnen en igualdad para adorar a Dios, siguiendo las tradiciones de Abraham. 

Los días sagrados – Las dos celebraciones de Eid marcan importantes días sagrados para los musulmanes. Eid-ul-Fitr se celebra al final del mes de Ramadán, mientras que Eid-al-adha cae durante los días de la peregrinación, o el Hajj. Ambas ocasiones comienzan con una oración comunitaria y un sermón, seguidos por banquetes festivos, reparto de caridad y socialización. 

La súplica – Los musulmanes le suplican y se dirigen a Dios directamente para sus necesidades y deseos en cualquier momento y en cualquier lugar. Esta relación directa es un elemento esencial de la adoración en el Islam. Ya sea para pedir orientación, buscar consuelo o rogar por perdón, los musulmanes pueden comunicarse con Dios en cualquier momento, sin intermediarios. La práctica de la confesión a otro ser humano no existe en el Islam. 

Una Visión Holística

Adoranda a Dios le añade sentido a nuestra vida y renueva constantemente nuestro propósito. En los buenos tiempos estamos agradecidos por Sus bendiciones, y en circunstancias difíciles confiamos en Dios para superarlas. Por lo tanto, la adoración fortalece nuestra relación con el Creador – inculcando un sentido de gratitud por los favores innumerables que disfrutamos como Su creación, así como permitiéndonos desarrollar valores como la paciencia, la perseverancia y la resistencia frente las pruebas y tragedias. Como resultado de ello, nos ayuda a alcanzar la humildad, reconociendo siempre a Dios como el Creador y el Sostenedor del universo y a entregarnos a Él en la adoración. 

Los musulmanes consideran que la existencia terrenal es temporal y se preparan para la vida real en el futuro, la vida eterna en el más allá. Como Dios dice claramente en el Corán, Él es “Quien creó la muerte y la vida para probaros a ver cuál de vosotros sería mejor en obras” (67:2). La salvación en el Islam está conectada con la realización de los buenos hechos a la abstención de los malos. El que sobresale en lo bueno será recompensado generosamente, pero aquellos cuyos males superan sus virtudes serán castigados. El miedo al castigo y la esperanza en la misericordia de Dios en la otra vida inspira a los musulmanes a tener en cuenta a Dios en sus vidas diarias, animándolos a adorarle más plenamente. 

De hecho, el Islam ordena a los musulmanes a llevar una vida equilibrada en este mundo mientras luchan por el éxito en la otra vida viviendo piadosamente. Por lo tanto, el concepto de adoración en el Islam abarca no sólo los deberes religiosas externos, sino también el desarrollo de un fuerte carácter moral, buenas relaciones con la gente, y la búsqueda de sociedades justas y armoniosas. 

La adoración en el Islam es tan amplia como la vida misma. Puede consistir de quitar un obstáculo de un camino, ayudar a alguien en necesidad, ser bueno con la familia, hacer un trabajo honesto, compartir comida con el vecino, visitar a un enfermo, asistir a un funeral, etc. Por supuesto, los criterios ya mencionados se aplican aquí también: para ser considerada un acto de adoración, la acción debe hacerse con seriedad para complacer a Dios y debe ser consistente con la guía divina. 

Por lo tanto, el Islam borra la línea entre lo “religioso” y lo “mundano,” porque prácticamente cualquier acción puede ser espiritual y ser recompensada por Dios – sin importar si se trata de la búsqueda del conocimiento o el mantenimiento de buenas relaciones con los vecinos. Cuando alguien sigue este enfoque integral en la mente, es natural alejarse del engaño, la mentira y la explotación de los demás. En su lugar, se esfuerzan para ser honestos, compasivos y tolerantes en sus relaciones. 

Cuando se trata de la adoración, los musulmanes se inspiran por la vida de Muhammad ﷺ, el último mensajero de Dios. Él fue el ser humano por excelencia que unió con éxito sus actos “mundanos” y “religiosos” por completo sin fallo alguno. Todo su ser se centraba en la sumisión a Dios, aunque estuviera con su familia o en la mezquita. Los musulmanes se esfuerzan en seguir su ejemplo y estar conscientes de Dios durante todo el día. 

Finalmente, la adoración en el Islam abarca a todos los aspectos de la vida, transformando tareas cotidianas en acciones espirituales. Los musulmanes mantienen el equilibrio en sus deberes religiosos y responsabilidades rutinarias, conscientes de su responsabilidad ante Dios en el más allá. Cuando las personas cumplen con su verdadero propósito de adorar a Dios, se les permite alcanzar una profunda sensación de paz, un resultado de someterse al Creador, el Único digno de ser adorado. 

El concepto de adoración en el Islam abarca todos los aspectos de la vida humana, y es fundamental para el objetivo de liberar al individuo, así como a la sociedad, de la adoración a las cosas creadas, hacia la adoración al Creador de todas las cosas. Es este concepto de la adoración que la humanidad necesita desesperadamente, y el que se encuentra la clave de nuestra salvación colectiva.

El Corán, 13:28

... ¿Acaso no es con el recuerdo de Dios que se sosiegan los corazones?

Fuente del artículo

¿Por qué Islam?

El proyecto de 877-WHY-ISLAM fue lanzado en 1999 por un grupo de voluntarios asociados con el Círculo Islámico de Norteamérica (ICNA). Se inspira en el siguiente versículo del Corán: “Convoca al sendero de tu Señor con sabiduría y bellas palabras. Arguméntales de la mejor manera” (16:125). El objetivo principal del proyecto es proporcionar información precisa sobre el Islam, la religión de más rápido crecimiento y practicada por más de 1.600 mil millones de personas en todo el mundo. Al hacerlo, espera eliminar estereotipos equivocados y falsos conceptos del Islam y los musulmanes.