El Islam: La Fe de Todos Los Profetas
25/12/2024Wesley 🇵🇷 – Mi Búsqueda de Sentido Me Llevó al Islam a través de un Predicador Cristiano
31/12/2024El Islam: La Fe de Todos Los Profetas
25/12/2024Wesley 🇵🇷 – Mi Búsqueda de Sentido Me Llevó al Islam a través de un Predicador Cristiano
31/12/2024Yo Quería Ser Monja, Pero Me Hice Musulmana
Hermana Roraima Aisha Kanar (de Cuba 🇨🇺)
Este texto es una versión resumida de la entrevista, traducida del inglés.
La hermana Roraima Aisha Kanar nació en Cuba de padres de ascendencia española y canaria. Cuando tenía cinco años, su familia se trasladó a los Estados Unidos en busca de un nuevo comienzo. Crecer en Miami no estuvo exento de dificultades, ya que su familia se esforzó por adaptarse a una nueva cultura y sobrevivir.
En su infancia, la fe desempeñó un papel fundamental. «Mi madre era una mujer muy religiosa, muy temerosa de Dios», dice Roraima. «Me inculcó una espiritualidad que le agradezco cada día». Su educación incluyó 12 años en la escuela católica, que describe como «una experiencia maravillosa» en la que forjó estrechos lazos con las monjas. Admiraba su devoción, su modestia en el vestir y su carácter caritativo. «Me encantaba cómo cubrían», dice. «En algún momento del instituto, yo también quise ser monja».
Sin embargo, la reacción de su madre ante su decisión fue inesperada. «Casi se echa a llorar», recuerda Roraima. «Me dijo que quería nietos y que me casara». También pensó en hacerse misionera en África, pero su madre tampoco lo aceptó. Esto la llevó a reconsiderar su camino y, finalmente, a cuestionar las enseñanzas del catolicismo.
Fue durante sus años universitarios en la Universidad de Miami cuando conoció el Islam. Una amistad con dos estudiantes de Arabia Saudí y Siria la introdujo en la fe. «Me dieron un Corán», recuerda.
En el catolicismo, sentía que tenía que creer muchas cosas que no tenían sentido. Cuando empezó a estudiar el Islam, intentó durante al menos dos años que los sacerdotes respondieran a sus preguntas. Por ejemplo, por qué debemos confesar nuestros pecados a un ser humano? No tenía sentido que un sacerdote pudiera perdonar los pecados; sólo Dios puede hacerlo. También, el concepto de los siete dolores de María y el Espíritu Santo y la Trinidad. ¿Cómo podía una persona ser lo mismo que Dios, ser lo mismo que el Espíritu Santo?
Los sacerdotes no tenían respuestas a sus preguntas. Se enfadaban y decían: «¿Eres católica? ¿Qué te pasa? ¿Por qué cuestionas?». Luego le decían que la excomulgarían de la Iglesia si decidía no creer. Pero pensó que Dios le había dado un cerebro para pensar y cuestionar, así que empezó a buscar más conocimiento.
Mientras leía el Corán, «encontré respuestas a todas las preguntas que me había estado haciendo».
Con el tiempo, estrechó lazos con la familia de los estudiantes, sobre todo con la matriarca. «Aunque no hablaba inglés, fue la mayor bendición de mi vida», dice agradecida Roraima.
Viajar con la familia y experimentar su forma de vida profundizó aún más su conexión con el Islam. «Vi su modestia y sus valores, y eso resonó en mí», explica.
La sociedad quiere que persigamos la moda, y el estándar que vemos son mujeres descubiertas vestidas provocativamente, porque eso se asocia con la belleza. «La mayoría de las jóvenes sufren por tener que cumplir con lo que los demás quieren que parezcan, en lugar de centrarse en lo bellas que son interiormente e intentar mostrarlo exteriormente y poder dejar que la gente las acepte por lo que son». El Islam cambió su perspectiva.
Observar el Ramadán por primera vez fue transformador. «Me encantaba la comida, pero Dios me dio el poder de ayunar», dice. «Eso me enganchó».
Tras años de exploración espiritual, abrazó oficialmente el Islam a la edad de 25 años en una ceremonia profundamente conmovedora en Siria. Rodeada de un centenar de mujeres, pronunció su Shahada. «Para mí, en el fondo siempre fui musulmana», reflexiona, «pero ese momento fue especial por el amor y el cariño que me mostraron. Sentí como si me hubieran quitado todo el peso de encima».
Adoptar el hiyab llegó más tarde, marcando un paso importante en su camino. No se trataba sólo de cubrirse, pero de encontrar la modestia con la que nacemos y el respeto que quería para sí misma. Su decisión no fue fácil de aceptar para su familia, sobre todo para su madre. «No entendía por qué ya no me ponía bañador ni enseñaba el pelo», recuerda Roraima. Pero con el tiempo, expresó cómo el Islam la había hecho mejor persona. «Le dije: 'Ahora te quiero y te respeto mucho más gracias a los valores que me ha dado el islam'».
El viaje de Roraima también le trajo amor y familia. Tras conocer a un amable turco a través de una amiga, se casaron, y ella asumió su papel de esposa y madre. «Criar a mis hijos con valores islámicos ha sido una de las mayores bendiciones de mi vida», afirma.
Su vida es ahora un reflejo de su fe inquebrantable y su compromiso con Dios. «El islam ha cambiado mi vida por completo», afirma. «Es como tener un cambio total de sangre en mi sistema. Todo lo que hago, lo analizo para ver si es algo que Dios quiere que haga».
A pesar de los retos, incluidos los prejuicios que encuentra como musulmana, Roraima se mantiene firme en su misión de educar a los demás. «Le digo a la gente: 'Si tienen preguntas, no duden en hacérmelas'», afirma. «Tenemos que ser abiertos y compartir conocimientos».
Para Roraima, el Islam no es sólo una religión, es una forma de vida que le ha proporcionado paz interior.
Otros Artículos